martes, octubre 31, 2006

Sea People (el regreso)


No conozco tristeza ni nostalgia que el mar no sepa curar...
Al menos a mí.


Mientras escuchan a Emiliana, les cuento que una de estas noches soñé que era una criatura del agua. Y, mientras saltaba y me zambullía entre las olas una y otra vez, podía oír esta canción de fondo.

(Soy la prueba viviente de que se puede soñar con todos los sentidos. No desesperen. Y por encima de todo, ¡no teman!
La experiencia es maravillosa... Como el sueño de volar. Ah... el sueño de volar. Algún día lo describiré).

Ahora es el turno de las olas. De Ran, de Poseidon, las Selkies, las Undine... Criaturas del agua.

Doble sentido...

A ver cómo es esto de subir una canción...

http://rapidshare.com/files/1377091/Lamb_-_Gabriel.mp3.html

Esta es por los viejos y los nuevos tiempos... un código exclusivo.
Para E. que la inspiró. Y para G., que le da sentido cada día...


Aunque dicen los que saben, que G lejos está de ser un ángel. Es mi ángel caído personal.

Y porque la canción es linda! qué jorobar...

Que la disfruten. Si me copo, por ahi, hasta subo una por día. Quién dice.

PD: estos links funcan por 30 dias, parece. Asi que mejor se apuran. Seguro ya la oyeron, anyway.

¿Estilo? No, gracias...

Estoy absolutamente fascinada con la gente que veo todos los días por ahi.
Todos tienen su estilo. Está bueno. Me gusta la gente con estilo. Qué se yo... de repente esta chica detrás del mostrador de Zivals, con sus jeans rotos y sus pestañas violeta, y su pelo mal teñido y su actitud de llevarse el mundo por delante. O esa chica de impecable look hippie chic, estudiado de cabeza a pies. O mi amiga Naty a quien amo, mil zapatos diferentes, mil looks, un único estilo. O mi madre. O Barbie, de VF.

Chicas y mujeres a las que miraría durante años tratando de pensar cómo carajo hacen...

Personalmente me perturba bastante mirarme al espejo. Esto contribuye en gran medida a mi absoluta falta de estilo, a mi desaliño perpetuo.

Y lo intento... Juro que lo intento. Lo he probado todo. Polleras (largas, cortas, hippies, de raso, de jean). Pantalones de vestir, jardineros, carpinteros, piyamas, vaqueros. Camisas con botones, con cierres, enteras. Remeras escotadas, ajustadas, sueltas. Y no lo encuentro.

De repente me entra una angustia que me obliga a revolear los zapatos por el aire. Las polleras, por más perfectas que me queden, comienzo a estirarlas hacia abajo. Oculto parte de los pantalones bajo camisolas y remeras larguísimas. Definitivamente me siento insatisfecha de todo lo que me toca. Hasta que de pronto encuentro ese pantalón cargo... esos joggings... mis remeras de algodón.

Soy una rea inveterada. Sin estilo. Me resulta un poco preocupante no encontrar el más mínimo placer en el vestir. Al menos, ni la décima parte del placer que me da comer... O bailar... O caminar bajo la lluvia... O compartir un espacio físico con seres queridos...

Mi cuerpo no es una percha. Es una máquina. No es lo que le pongo encima, es cómo lo uso.


Creo que estoy fallada.

jueves, octubre 26, 2006

Si solamente...

No me gusta pedir nada para mí, pero si solamente hoy pasara algo que me obligara a quedarme en casa, sin perjuicio laboral alguno, encerrada... escuchando música y durmiendo...



me haría mucho bien.



Creo que necesito vacaciones.


Por favor, que alguien haga que suceda...

martes, octubre 24, 2006

Recuerdos de invierno

¿Será mucho pedir un mandato biológico que me mande a dormir sin consecuencias durante tooooodo lo que dure este calor?

¿Podré, el día de mañana, emigrar como una golondrina pero a tierras más frías? No tolero este calor pesado y agobiante que no me deja pensar, y que me hace enojarme con la vida.

Extraño esos días de helada entrerriana... Plenos '80. Nunca hubo heladas parecidas. Maldito cambio climático...


En el patio de mi casa, a las seis y media de la mañana, con las estrellas de junio titilando aún en el cielo, hasta los sonidos del amanecer parecían suspendidos en el aire helado. La vida despertaba más despacio. Y yo era una esquimal feliz.


Disfruté enormemente cada paso en la escarcha, las manos entumecidas, no sentir los cachetes, morderme los labios morados, las pestañas húmedas y frías, los dedos pegados a la baranda del puente sobre el río, los puños golpeando el hielo de la superficie del agua, las uñas raspando el polvo de bruma sobre las hojas de los rabanitos.


Lo disfruté intensamente y sin pereza mientras duró. Pero la pucha... ¡Cómo lo extraño ahora!

Mala combinación....

estoy sumamente chinchuda
a un nivel infantil, y berrinchero!!!!
MUY chinchuda.

Es el calor, es tenerte lejos, es sentir que todo sale mal, es no dormir con G esta noche, es la impaciencia, es la frustración, es el vecino de abajo que espera que sea verano y que todos tengamos las ventanas abiertas para meter más ruido que nunca, y despabilarme justo la noche anterior al día que tengo que madrugar.

Grrrrrrrrrrrrrrrrrrr!

(hoy soy Medusa)

gracias a Eru pude hablar con mi mejor amigo por teléfono y tuve una corta visita agradable... ráfagas que mitigan la mala combinación de factores del día.
Próximamente más sueños... "a menos que no los encuentre, o que se me olvide".

sábado, octubre 21, 2006

Nonera

Así cantaba mi sobrina cuando era más chica, y tenía sueño.

"Teno nonera. Teno nonerín".

Alguna vez fui insomne perdida, y en algún momento me convertí simplemente en noctámbula. Hubo noches en las que verdaderamente sentí que nunca sabría lo que era el sueño profundo.

Desde chica, dormí muy poco (entre cuatro y seis horas); y si me despertaban a mitad de la noche, ya no volvía a retomar el sueño. Llegué a obsesionar a mi familia con mis problemas de sueño al punto que nadie hacía ruido cuando yo lograba dormirme, no importaba a qué hora fuera, o dónde cayera dormida.
De aquellas épocas persisten los sueños vívidos y en colores. Algunos todavía me despiertan.
Muchísimos me impresionaron tanto que los recuerdo al detalle, como aquella madrugada de mis siete años en que soñé despertar en una tierra yerma, extraña, donde parecía ser siempre de noche, y pregunté a nadie: "¿Dónde estamos?".
Alguien respondió: "En Saturno".
"Tengo frío" dije yo.
"Siempre hace frío en Saturno" dijo la voz, y en ese momento sentí que me helaba. El frío me despertó. Lo gracioso es que era primavera y no hacía frío en absoluto.


Paradójicamente, después de una cierta convivencia c0n una persona verdaderamente insomne, me curé. Y ahora puedo disfrutar de lo que algunos llaman "un buen dormir". Lo siento venir, y no me cuesta dejar que me alcance.
Dicen los que saben que el buen dormir preserva la estabilidad mental. Doy fe de ello. No puedo imaginar qué sería de mí hoy, si el virulento insomnio de la adolescencia me hubiera seguido hasta Buenos Aires.

jueves, octubre 19, 2006

une petit jolie

(me importa un catzo si se dice / escribe así)

Mejor que encontrar plata dentro de ropa que hacía rato no usaba...

Encontré en un backup algunos apuntes para una historia que consideraba una porquería y ahora que la releí y me di cuenta lo bien escrita que está (y que por ende ya no me parece tan mierda), la voy a retomar y a terminarla. Ya estoy a mil atando los cabos sueltos que dejé al abandonarla.

Pensar que alguna vez me alegré de haberla perdido...

miércoles, octubre 18, 2006

Extraña

Acabo de mirarme al espejo por primera vez en el día.


Como siempre, encuentro a una extraña. No importa cuántas veces mire. Jamás reconozco a esa persona que me devuelve la mirada desde el vidrio, el agua o el espejo.

Vuelvo a estar entera cuando no puedo mirarme. Sospecho que el alter ego se adueña poco a poco de este aspecto. Pero ¿quién va a creerme?

sábado, octubre 14, 2006

No vas a decirme quién soy

Sola, frente a la pc, a punto de ver una película, con la ventana entreabierta y la taza de té a mano... Con el hornito encendido y una esencia que se llama Reina Noche, me crispo frente al monitor pensando cuántas estupideces hay que leer y escuchar por día sobre una misma.

Como si no me conociera.

Te parece que no sé quién soy y qué siento?

Yo creo que en el fondo el asustado sos vos, tenés miedo de todo lo que no conocés de mí y te da pánico que pueda ser diferente a tu prejuicio.

Encima te creés cada palabra de lo que digo...

Estoy bastante podrida de la chicatez de la gente. Sé que es inevitable, y además un síntoma del individualismo hedonista de estos tiempos. Pero no me la banco...

Puedo tolerar que miren sin verme... Pero que miren y crean ver algo que no soy es infinitamente peor. Es una cachetada. Y que me miren, y se "inventen" una personalidad para endilgármela a mí, con todo y errores, es una tortura.

Sobre todo cuando me porfían que "la verdadera" es la otra, y no la que conozco desde hace años.

¿Me quieren explicar de qué mierda están tan seguros respecto de mí?
Pobres ilusos.

Cassandra is no one's land.

viernes, octubre 13, 2006

¡Gente de azúcar!

Eso es...

Váyanse de aquí, métanse en sus shoppings, apretújense como pollos mojados bajo los techitos y déjenme la calle para caminarla toda, con esta lluvia que vino a salvarme del sopor del día...

Eso es, quédense allí... inmaculados, con sus camisas recién planchadas, sus stilettos, sus medias de nylon y el pelo recién arreglado, y en vez de pensar "pobre chica", piensen que en el fondo me muero de la risa viéndolos escaparse del agua como si fueran montañitas de azúcar que se fueran a derretir con el contacto de la lluvia...

Mi alegría sin paraguas es mayor cuando no tengo que compartir la lluvia con nadie.

Quédense guardados, y déjenme este día para mí.

martes, octubre 10, 2006

Endorfinas

Aunque me lleno de granos y estornudo sin parar, o puteo por alguno que otro día excesivamente caluroso, es indudable que la primavera tiene sus encantos.

Me doy cuenta especialmente en las noches, que por estos meses son casi el único momento en el cual me siento cómoda. Entiéndase por "cómoda": Sin demasiado calor, sin estornudos, sin chocarme con tanta gente andando por la calle.

Está bueno esto del olor a paraísos en el barrio de Flores, el verdor de los árboles y las plazas (sobre todo plaza Irlanda que está hecha un sueño... lástima me queda tan lejos), el viento suave de cada noche alrededor de las nueve. Las mañanas bien temprano, cuando los pájaros nuevos chillan y me olvido por algunos minutos que estoy en Baires para imaginar que ya llegué a algún lugar más tranquilo.

Sobre todo está buena esta inyección de endorfinas en la sangre y en el ánimo que predispone tan bien a los mejores placeres de la vida, y dulcifica un poco a la gente. Hace falta amor... del lindo, del real. Hay que abrazarse más, quererse más... sí: son frases hechas pero encierran enormes verdades.

La única manera de vivir la estación en plenitud es tomando sus principios como propios. Aunque sea por las noches, trato de hacerlo. Está bueno. ¡Prueben! ¿Qué pueden perder?

martes, octubre 03, 2006

Tengo una orquesta en mi cabeza

(nombre del primer track de la banda sonora de una peli que aún no se estrena, y que estoy escuchando en trance desde hoy a la mañana)
desde el fin de semana la música no sólo no acaba sino que acompaña mis pensamientos hasta un punto en que ya no puedo pensar sin ella, y cuando termina... recomienza.
Ya llegué a ese punto en el que no sólo imagino las escenas de mi vida y mis vidas potenciales, sino que sueño, realidad, literatura y música se funden, y estoy justo donde quiero estar.

He aquí que mi reino viene a instalarse en la Tierra de a poco, y Peter me alcanzó en sueños para susurrarme al oído, que nunca dejé el País del Nunca Jamás.



Sólo desearía que este impulso durara para siempre, y que mi nuevo lugar pueda ser un poco más mi hogar. El canalizador de esta alegría. Un cuarto propio. Mi casa.