jueves, septiembre 24, 2009

Un poco (más) de autocrítica

Los que pasan por este espacio hace ya algún tiempo saben que el deporte nacional del Extraño Mundo es el dramaqueenismo y la autoflagelación. Entonces se estarán preguntando ¿por qué MÁS autocrítica? o sea... ¿no te alcanza con cuestionarte todo el tiempo, hacer catarsis y darte cuenta que sos una pelotuda a pedales por engancharte en cuestiones que no merecen una sola línea?
Me es inevitable escribir hoy para asumir, de una vez por todas, que el problema soy yo. O sea: no sos vos, soy yo. O sea:

- La que se enrosca con una pelotudez soy yo.
- La que da segundas oportunidades a gente que puede traicionar, soy yo.
- La que da cabida a la mala leche ajena escudándose en un exacerbado sentido de la tolerancia, soy yo.
- La que perdona, perdona y vuelve a perdonar soy yo.
- La que no puede dormir cuando un ser querido tiene problemas soy yo.
- La que tratando de hacer las cosas bien la embarra con una mala decisión, soy yo.

También soy yo...

... la que alguna vez tiró la piedra y escondió la mano
... la que se calló cuando tenía que hablar
... la que habló cuando tenía que callar (por no poder estar simplemente en silencio)
... la que esperó a sentirse bien hecha mierda y bien cargada de emociones para saltar como leche hervida y sin filtro
... la que procrastina placeres todo el tiempo cuando la obligación acucia (y viceversa)
... la que no escribe porque no tiene tiempo
... la que está dejando que se la devore una sociopatía galopante y pierde en el trayecto ese hilo místico que la une a la condición humana.

Todo esto viene muy a cuento. En las próximas horas, o días, no va a faltar quien me pida un poco de autocrítica (de hecho, ya llegó el primer mail). Que me baje del caballo. Que no sea tan forra. Que yo no soy perfecta y que tampoco hago las cosas taaaaan bien, vamos. Como si no lo supiera. Go on and get a life.
Lo que no voy a tolerar de ninguna manera es que pretendan decirme quién soy yo: qué calidad humana, qué filiación gremial o política, qué nivel de sinceridad, qué méritos en lo profesional o laboral. Cada vez que abro la boca es para decir algo constructivo: si no, me callo. Y la verdad es que estoy un poco podrida de callarme. Debería tener menos filtro.

Mayormente, la gente que me rodea se cuida muy poco de mis sentimientos. Les da lo mismo que me sienta lastimada o herida, total no se nota (y qué bronca que no se note: pensar que incluso hay gente que es más feliz cuanto peor te va). Mientras soy funcional puedo ser usada a placer, cargada de negativismo, ninguneada, forreada. Cuando pongo el freno, saltan ofendidos pidiéndome "autocrítica". La veo venir.

En el fondo leo: miedo, bronca, resentimiento, palabras viejas atragantadas, mala leche, tristeza, frustración. No conmigo quizá, pero sí hacia mí, sublimando quién sabe cuántos años de penurias, o proyectando la imagen deforme y grotesca de un monstruo que tiene mi cara.

En síntesis: yo te hago toda la autocrítica que quieras. ¿Vos sos capaz de mirarte en el espejo y verte?



Ahora, no estoy buscando absolución
Ni perdón por las cosas que hago
Pero antes de que llegues a ninguna conclusión
Trata de caminar en mis zapatos.
Tropezarás en mis pasos.
Mantén los mismos compromisos que yo mantuve.
Si caminas en mis zapatos.
Trata de caminar en mis zapatos.

....

No busco una conciencia más clara
O paz mental después de lo que he pasado.
Y antes de hablar de arrepentimiento,
trata de caminar en mis zapatos.
Tropezarás en mis pasos...


lunes, septiembre 21, 2009

Equinoccio

Este coso anda bastante abandonado y a veces más que nada pumparabajo, pero lo cierto es que en cuatro añitos fue el compañero silencioso de los vaivenes de mi vida. Una vida con entretelones que dan para escribir una novela, tranquilamente. Aunque ni aquí ni ahora.

Entonces, por un año más de este blog, donde (como me gusta decir) pasó la vida entre líneas.
Salud con violines y con esta pieza de despedida a mi estación favorita:


martes, septiembre 08, 2009

No more I love you´s

Ya no me quejo, ya no lloro.
Estoy dejando muchas cosas atrás y no las extraño. Para nada.

No más "te quieros" desprovistos de sentido.
No más llanto ni rabias ni angustias desperdiciadas.

Si no supieron estar cuando los necesité, fue para que aprendiera a no necesitarlos. Ni entonces, ni nunca.
Si dejaron de buscarme en algún momento no fue porque yo les dije "no puedo". A esta altura saben que "no puedo" no existe en mi vocabulario. Siempre me hago un tiempo para compartir con gente valiosa. Así que no me batan más esa excusa.
Ahora soy yo y mis circunstancias. Soy yo con regalito. Yo casada. Aburrida y repetitiva. Crecida, aunque no del todo madurada. La misma. Exactamente la misma. Aunque me miren y me traten distinto. Ni un ápice menos de ganas. Ni un poquito menos de fuerza.

Muchísimas gracias por lo poco que me dieron, que fue mucho para mí y nada para ustedes.
Muchas gracias por enseñarme que la hipocresía fue unilateral y no mutua. Que sigo teniendo el invicto de la honestidad.
Gracias, gracias, gracias de corazón.
No saben lo que me alivia sacármelos de encima y lo feliz que me siento en este momento de mi vida. Un momento que habría estado buenísimo compartir con ustedes, pero que eligieron perderse.